29 de marzo de 2009

Como elegir a un médico


Después de muchos años en la Salud debo admitir que no todos los médicos son iguales. Esto parece una obviedad pero es duro admitir una realidad, tal cual la conocemos y aceptamos en múltiples profesiones u oficios, cuando el resultado directo de esta es nuestra salud.

No todos los médicos son iguales porque no todos tienen la misma habilidad, la misma abnegación o la misma motivación. Pasa con los contadores y los abogados, ¿porque no va a pasar con los médicos? El problema es que un contador desinformado nos obligará a pagar más impuestos de los que correspondan, y un abogado desmotivado posiblemente nos haga perder una negociación. Pero un médico mal capacitado...

Hace unos años era muy común consultar con un médico amigo antes de tomar un turno con otro profesional. Pero hoy esto ya no es tan fácil porque el consultado debe tener en cuenta la cobertura médica del paciente, y sobre todo por la gran cantidad de nuevos profesionales que llenan las cartillas, lo que hace casi imposible, hasta para un colega, hacer una recomendación con tranquilidad. El resultado es un médico muy bueno al que no podemos acceder o un "llamá a tu cobertura", confiando en que el proceso de selección de su cartilla se base exclusivamente en la capacidad de los profesionales.

La realidad es que hoy existen alrededor de 150.000 médicos habilitados para ejercer la medicina y casi 40.000 juicios por mala praxis. Bien o mal demandados, la incidencia es demasiado alta y obliga a tomar ciertas precauciones.

Para evitar inconvenientes les cuento en qué aspectos me fijo cuando elijo un profesional para mi familia. No es difícil, solo hay que dedicarle un poco de tiempo.

En la facultad:

Desde hace ya algunos años el nivel de los estudiantes universitarios que egresan de las facultades de medicina es, en general, malo. La causa puede buscarse en la superabundancia de estudiantes, los planes de estudio, y las políticas de muchas universidades privadas, donde un estudiante que obtiene su título es un objetivo cumplido, no solo en lo académico sino en lo económico, prevaleciendo muchas veces el segundo criterio sobre el primero.

Ser médico egresado de la UBA ya no significa nada. Tal vez tenía valor en las décadas del 60 o 70, cuando los profesores de la UBA eran los mejores médicos del país y viceversa. Pero eso ya no es cierto.

De todas maneras, si estamos evaluando un médico recién recibido, el hecho que haya obtenido la medalla de oro o el diploma de honor, dentro de su promoción, implican un muy buen nivel de conocimientos teóricos que permitiría un rápido aprendizaje dentro de la especialidad, en el transcurso de su residencia. Sin dudas es un buen comienzo.

En la residencia:

La residencia posiblemente sea el momento más importante dentro de la formación de un médico. No solo por el conocimiento que va a adquirir en la materia, sino porque pasará a formar parte de una red de conocimientos que se extiende por todo el territorio argentino, formada por todos los residentes que ingresaron antes que él y todos aquellos que lo harán en los años subsiguientes. Una residencia es un club donde el médico no solo aprende sobre la especialidad que desea desarrollar durante toda su vida, sino que también aprende una mecánica de estudio del paciente y una ética en el manejo de distintos aspectos que deberá enfrentar en el transcurso de su vida profesional.

La residencia, en determinados establecimientos, actúa como un puente de contacto permanente entre distintos profesionales, ya sea para realizar interconsultas, para acceder a información de primera mano o para seguir el camino de la capacitación permanente.

Las mejores residencias están en las instituciones más prestigiosas. Piense en tres o cuatro hospitales, públicos o privados, que le den seguridad por su prestigio (por los casos de éxito que conoce, o por alguna experiencia personal), averigüe si en esas instituciones hay residencias, y confíe en el trabajo que realizan en ellas.

A la inversa, pregunte en que institución se formó el profesional que lo atiende y trate de recordar alguna referencia concreta sobre el mismo. Mientras más fácil es recordar la referencia, más tranquilo debe quedarse.

En el pos grado:

Como cualquier profesional, el pos grado es un plus de información que se relaciona con la implementación de nuevos tratamientos y nuevas tecnologías en viejas patologías. Para un médico, hacer una especialización en el exterior significa ponerse en contacto con los nuevos avances de la medicina entre dos y cinco años antes que el resto de sus colegas. Para un paciente esto significa mucho.

El posgrado en el exterior actúa de la misma manera que la residencia, pero en un nivel superior, ya que los contactos y la intercomunicación entre ellos se eleva a profesionales que cuentan con un perfil académico destacado, en distintos países del mundo.

En la docencia:

La carrera de docente universitario, y sobre todo la carrera de docencia dentro de la especialidad, que implica educar a médicos matriculados para que sean especialistas, indica un alto grado de apego a la profesión y un convencimiento, por parte del médico, en la necesidad de una capacitación permanente. Ser profesor o docente implica conocimientos.

En la salud pública:

La carrera hospitalaria implica experiencia. No es fácil llegar a ocupar cargos de jerarquía en los distintos servicios de cada hospital. Aunque para muchos de nosotros, lo público se relacione con contactos políticos y prebendas, ser jefe de servicio en un hospital público significa un gran conocimiento de la materia, un camino recorrido dentro del servicio y un examen rendido ante sus pares. Ser jefe de servicio implica haber tratado, coordinado y controlado a miles de pacientes, médicos y residentes. Implica un enorme bagaje de conocimientos prácticos en casos muy diversos.

En la actividad privada:

Los antecedentes de un profesional en la actividad privada siguen las mismas reglas que otras actividades comerciales, es decir, si el consultorio está lleno de pacientes es muy probable que el profesional realice un trabajo satisfactorio, no solo desde el punto de vista médico, sino también desde la contención y la satisfacción que genera en los pacientes. En medicina la publicidad más importante es el boca a boca de los pacientes satisfechos, por lo que esto es un buen indicador de calidad.

No debemos confundir el éxito del profesional en la actividad privada con la infraestructura con la que cuenta, ya conocen el dicho “no es oro todo lo que reluce”.

Estos son algunos indicadores que utilizo para evaluar la capacidad de un médico, sabiendo que casi siempre los profesionales cumplen con varios de ellos en forma simultánea. También podemos analizar premios o becas obtenidas, como así también la actividad que el profesional desarrolla en el ámbito de las sociedades científicas.

Lo importante es usar el sentido común y también la percepción personal, usted como paciente debe sentirse a gusto con su médico.

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