4 de julio de 2012

La innovación en la Salud depende de las Obras Sociales


Como les comentaba en la entrada anterior, existen muchos actores involucrados en el proceso de innovación en la Salud. De todos ellos hay dos que son determinantes:
  1. Los reguladores, que autorizan la innovación.
  2. Los financiadores, que pagan la innovación.
No importa que tan buena nos parezca una idea, ni cuanto capital haya reunido en sus primeras etapas de investigación. Si la agencia reguladora no autoriza el producto o el servicio, este no podrá comercializarse y, por lo tanto, la inversión no se recuperará nunca.

La Autorización
Para autorizar la comercialización de un producto en Salud es necesario pensar en las siguientes etapas, aunque en algunos casos se pueda prescindir de las primeras:
Investigación Básica
  1. In Vitro
  2. In Vivo (preclínica)
Investigación Clínica
  1. Fase 1 (Seguridad)
  2. Fase 2 (Eficiencia)
  3. Fase 3 (Comparativa con el tratamiento tradicional, dosis, etc)
La investigación básica no necesita demasiadas autorizaciones ya que, al no estar involucrados seres humanos, el riesgo pasa solo por las instalaciones y la seguridad de los investigadores (por ejemplo si se trabaja con un virus)
La investigación clínica, en cambio, está regulada en su totalidad por el Ministerio de Salud de la Nación a través de alguna de sus agencias (ANMAT, INCUCAI, etc)
En algunos casos, como mencionaba al comienzo, es posible utilizar investigaciones pre-clínicas realizadas por otros investigadores, siempre que estas se hayan publicado en los medios tradicionales de la ciencia, casi siempre en revistas especializadas. Como estamos hablando de innovación, y nuestro objetivo es la ciencia argentina, no voy a profundizar en los caminos para autorizar desarrollos realizados en el exterior.
Un producto debe avanzar por cada fase obteniendo autorizaciones de la agencia correspondiente. Para comenzar una Fase se debe presentar un protocolo de investigación y los resultados de la Fase anterior. Es mucho más complejo, pero también es bastante aburrido, por lo que podemos decir que esto es todo lo que necesitamos saber sobre este tema.

La Comercialización
Una vez que el producto ha sido autorizado, pasa a la fase de comercialización donde debería depender de su calidad y de la relación costo beneficio. Sin embargo no podemos obviar que en Argentina el mercado de la salud está concentrado casi en su totalidad en Obras Sociales (de todo tipo), Prepagas y PAMI.

La estructura del tercer pagador, donde el consumidor no decide, hace que la implementación de la innovación tecnológica no dependa del destinatario de esa tecnología (salvo muy pocas excepciones) sino del que va a financiarla.
En este punto el escenario es muy complejo. Existe una ley que asegura, a todos los usuarios que pertenecen al sistema, un plan médico básico llamado PMO (Plan Médico Obligatorio). Pero lo que se pensó como un piso mínimo de prestaciones médicas hoy es tomado por los financiadores como un techo.
¿Cual es la razón? Son miles, y debe haber aún más. Inflación, caída del empleo registrado o disminución de afiliados, mala administración, gastos políticos, desvío de fondos. Quien sabe. No es nuestro tema.
Pero ante esta realidad, el innovador, sea un investigador o una empresa, debe tener en cuenta que su proceso no termina en el descubrimiento, y tampoco en la autorización del Ministerio de Salud, sino en el momento en que un financiador incorpora su innovación a un Vademecum de productos o listado de prestaciones autorizadas.
Si el innovador no asocia este objetivo con el éxito, la inversión en su proyecto se vuelve demasiado riesgosa. Por esto si estuviera hablando con inversores ¿Cuales serían los campos de innovación más atractivos desde este punto de vista?
La respuesta a esta pregunta en el próximo post...

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