5 de abril de 2009

La estupidez insiste


Estoy haciendo un enorme esfuerzo para imaginarme una buena razón para ocultar las estadísticas reales del Dengue. Y cuando digo buena razón, estoy hablando de buenas intenciones. Esas gestiones por las cuales la población en general se beneficia de esta carencia de conocimiento, o de una ignorancia premeditada si así lo quieren, sobre la cantidad, la ubicación y la gravedad de los pacientes afectados.

Tal vez la intención de los responsables sea evitar el pánico. No lo sé, quizás temen escenarios apocalípticos donde la sociedad, devastada por el miedo al contagio, detiene todos los procesos productivos al evitar salir de sus casas.

O tal vez lo que buscan es evitar que los afectados por el virus sean víctimas, además de la enfermedad, de una dolorosa e injusta discriminación por parte del resto de la población. Quizás creen que las personas afiebradas y doloridas, que hayan sido picadas previamente por un mosquito, son los menos votados en un índice de tolerancia a vecinos enfermos.

Ironías aparte, siempre terminamos en la mezquina realidad, aquella que indica que no es importante ser, sino parecer. Entonces la imagen se construye a partir de frases hábilmente preparadas y efectos mediáticos coordinados que buscan generar una sensación de gestión. Se construye con anuncios sobre lo que se va a hacer y no sobre lo que se tendría que estar haciendo en este momento.

En la Salud los índices son determinantes, la tasa de mortalidad infantil sobre 1000 nacidos vivos, la distribución relativa de enfermos de VIH, los casos notificados de enfermedades epidemiológicas (Hepatitis A, Rubéola, Cólera, Neumonía, Sífilis, etc.) y muchos otros como estos, son la vara con la que se mide la eficiencia de una gestión. Es fácil, se comparan los índices de años anteriores y se ve claramente el resultado, más es peor.

Los índices son transparentes y están diseñados para cumplir con esta función. Esto es así porque un grupo de médicos y científicos supuso, en algún momento, que una sociedad siempre quiere mejorar y para esto necesita medir, porque conocer la dimensión del problema es la única forma de comenzar a solucionarlo.


Ahora bien, el dengue es una enfermedad febril aguda caracterizada por dolores del cuerpo muy intensos y erupciones ocasionales de la piel. No se contagia de una persona a otra, sino que es transmitida por la picadura de un mosquito. Es muy dolorosa, y en algunos casos puede ser mortal (dengue hemorrágico).

La prevención es relativamente sencilla, debemos evitar que nos pique un mosquito, por lo tanto debemos evitar que los mosquitos estén cerca o dentro de nuestras casas. Es recomendable vestir ropa larga y usar repelente de insectos. Lo que hacemos siempre por comodidad ahora debemos hacerlo por precaución, pero con un poco más de conciencia. Y por supuesto, si alguien tiene síntomas de gripe (son los mismos que el dengue) debe ir al médico inmediatamente para que sea él el que lo tranquilice o lo medique.

Ayudaría si los responsables dieran más información, sobre todo antes de que ocurra el problema, en vez de perder el tiempo con esa ridícula segmentación entre casos “autóctonos” e “importados”, que por alguna razón les resulta tan importante recalcar. También ayudaría si todos nosotros entramos a Wikipedia y buscamos Dengue, porque si tenemos una epidemia en puerta siempre es mejor saber que no saber, después habrá tiempo de encontrar culpables.

Lo lamentable es la pérdida de tiempo, porque mientras más avanza la enfermedad sin que tomemos medidas, más difícil es prevenir el contagio. Y aunque nadie muera, la enfermedad del Dengue es dolorosa e incómoda y la sufren mucho más los ancianos y los niños.

Como siempre la desilusión y la bronca dejan paso a la incredulidad. Ya no importa cuantos casos hayan ocurrido, nosotros creeremos que son muchos más. Aunque el dengue sea hoy uno más de los tantos problemas epidemiológicos que padecemos.

¿Por que se ocultan las estadísticas? Albert Camus decía que “La estupidez insiste”. Yo en cambio creo que los malos trabajan de eso, y son muy eficientes.

1 comentario:

  1. El dengue se ha convertido en una enfermedad viral y una amenaza para la salud pública. Los representantes de nuestro país en materia de salud, deberían incorporarlo en su agenda como prioridad y formular estrategias intensivas para combatir, vigilar y controlar dicho problema.

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